Seguía siendo enero, llevaban 28 días juntos y unas ganas increíbles de verse. Camisa a rayas y a la calle. La ciudad desierta, los coches pasaban y la miraban. Realmente iba preciosa. Se miraba en cada espejo, temía no gustarle. Esperaba en la estación el momento de su llegada con impaciencia. Y el tren llegó. Se dieron un beso como cualquier pareja y por un momento sintió que lo suyo iba enserio. Se fueron a su rincón secreto. Allí se les hizo de noche entre besos y abrazos. Ella temblaba cada vez que se besaban y suspiraba en cada abrazo. Él no paraba de decirle cosas al oído que la enamoraban. Nunca se había fijado tanto en sus ojos, esta vez más verdes que nunca. Esos que tanto le gustaban, esas vans negras y esa chaqueta azul. Estaba enamorada.
Regresaron a la estación corriendo y por separado. Un beso y un "ya hablamos, te quiero".
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