Carta a ninguna parte

Lo que diría y nunca te dije, y en realidad no te diré.
Siento que todo esto es decirle adiós a una parte de mi vida. Mil veces lo intenté y sabes que nunca pude. Y no fue cobardía, siempre fue necesidad. Siempre fuiste y sigues siendo una necesidad. Pero ahora me veo en el deber de huir antes de que todo estalle. Antes de que todo vuele por los aires. No es cobardía ni miedo, es el saber que no podría volver a soportarlo. No resisto ni siquiera el que haya la posibilidad de verte con alguien que no sea yo. Puedes llamarlo egoísmo si quieres, pero te quiero. No estoy enamorada, yo te quiero. Que es mil veces peor que lo primero, porque eres parte de mí. Olvidarte supone olvidarme un poco a mí. Te quiero para mí... Y sé que es imposible. Ni te merezco ni me mereces.
Nos conocemos demasiado como para confiar el uno en el otro. Nos hemos hecho demasiado daño en todo este tiempo. Pero a pesar de eso somos necesidad, y ya no sé si nos queremos demasiado o nos damos demasiado igual. Solo sé que en los tiras y aflojas la cuerda acaba rompiendo. Y esta vez quiero ser valiente, quiero ser valiente por una vez en la vida y dejar de jodérnosla. Porque te quiero y me quiero. Porque no sé vivir sin ti pero sabes que tampoco contigo.

Haz el favor de decírmelo

No sé cómo ni por dónde empezar esto, y mucho menos sé cómo acabar lo nuestro. Si es que es nuestro. Si es que aún existe.
Te quiero. Y no quiero que esto parezca una declaración. Ni una despedida aunque lo sea. Sabes que las muy putas nunca me gustaron.
Dime cómo te saco de mi vida. Si aún soy algo para ti, haz el favor de decírmelo. Cómo te saco de mi cabeza, cómo dejo de buscarte entre la gente cada noche. Cómo borro estos tres años de un plumazo. Dímelo pronto, anda. Porque no tengo la más mínima idea de cómo olvidar una parte de mí. Porque olvidarte es eso, ser un poco menos yo.

Os hablaré de él

Segundo rubio en mi vida pero el primero que me hizo soñar. Y esta es la realidad, la puta longitud de mi debilidad.
El "contigo me faltan vidas", mi suerte, mi ratón, la suerte es mía contigo... Y donde quieras con quien más quieras.
Faltó un día, primera cita, para conocernos desde hace tres meses. Y faltaron dos para conocernos demasiado, no sé si me explico. Y fue lo mejor..
Era capaz de hacer de la distancia un simple número, de completarme y llenarme en todos los sentidos en los que se puede llenar a una persona.
El alcohol, la pizza, las sábanas, los días de playa, la locura...
Los skypes durante horas, las cartas, las sorpresas, la ilusión, las ganas, mis putas ganas... Los planes de futuro, los tatuajes, los gatos... Mi mitad
Que pena el llegar a desconocer a una persona de esta manera después de estar tan dentro de ella. Nueve meses que acabaron en yo con él y él por otras. Como verle muerto y seguir queriendo llevarle flores. Como ver al amor de tu vida con el amor de su vida.
Porque puedo decir que nunca llegué a sentir tanto ni de esa forma. Hasta siempre I, ojalá algún día pueda contar que llamas a mi casa como aquella vez, verte aparecer con tu coche blanco o esperarte lo que sea en la estación, hacer el amor o la guerra, y despedirnos entre lágrimas con la promesa de volver a vernos pronto.

2015

Empezaré por comentar este año de ausencia. Dicen de los poetas que solo escriben cuando están tristes; no soy poeta y esto no se aleja mucho de la realidad.
Cuando me fui tenía el corazón roto, y no vayáis a pensar que a día de hoy lo tengo mucho mejor, pero ahora el motivo es otro. Comenzaré por el principio.
Estaba hundida, realmente. Era enero. Pero hizo falta que pasara ni un solo día para conocerle, para conocer al protagonista de mi año.
Era Nochevieja y todo consistió en un vestido rojo y en bajar unas escaleras. Luego todo estuvo hecho, chico conoce a chica y se gustan. Pero chico vive a 500 km. Así empezó esta historia.

He vuelto

He vuelto. He vuelto si es que así se puede llamar. Más vivida, menos niña. Con más momentos en la espalda, con experiencias. Siendo más yo o menos. Pero he vuelto.