Esta es la historia de la primera y última vez que me enamoré. A veces pienso que todo lo que te quise de algo habrá valido. Y no me jode por los sueños, me jode por los inviernos que parecían primaveras. Ningún amor de verano podrá darte el calor que yo te daba en invierno. Y aunque te eche de menos a morir, hay amores eternos que duran lo que dura un invierno. Sigo hablando de sus ojos cuando me preguntan por mi color favorito. Desde el día que se fue la vida sigue como las cosas que no tienen mucho sentido.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Volveremos a ser uno.

Que no os engañen, ni intentéis engañaros. Fue verle y volver a recaer.
Basta un jodido beso para que los sentimientos regresen. Por suerte o, por desgracia, hay heridas que nunca se curan, y historias que nunca se cierran del todo, aunque nos empeñemos en creer lo contrario. Pero solo hace falta ese jodido beso.
Solo hace falta eso, para saber que los demás son un mero número. Que eso de que "besarás alrededor de 20 personas a lo largo de tu vida hasta encontrar a tu verdadero amor" a mí que no me lo cuenten. Yo lo encontré el mismo día en que me enseñaron a besar.
A veces los "para siempre" que no se pronuncian son los que se hacen eternos. Es una de las cosas que se aprenden con el tiempo.
Y el tiempo. Por mucho que pase hay personas que nunca estarán lo suficientemente lejos como para olvidarlas. Y volverán. Algunas lo deben hacer, me encuentro segura de ello. No encuentras a tu mitad todos los días. Esa persona que te complementa, que sabe contrarrestar tus defectos, ponerte los pies en la tierra pero sin intentar cambiar tu locura, disfrutando de ella juntos. Aquella que te cuida, te protege, siempre intentando sacarte la sonrisa que en muchos domingos te hace falta. Y que te hace ver que no dependes de nadie, ni siquiera de ella, porque la felicidad está en ti. Y nunca dejes de sonreír.
Por todo eso ha de volver. Porque dos mitades acaban haciéndose uno a pesar de todos los obstáculos. Nos haremos uno, y que sea pronto.

Amaneceres y otras formas de morir.

De saber escribir le escribiría un poema. Y creo que no le puedo hacer declaración mayor.
Es un jodido caos, pero alguna vez fue mi caos.
Porque nunca llegaréis a imaginaros su sonrisa, ni sus ojos verdes, ni sus maneras.
La forma en que susurra mientras duerme cosas bonitas. Vernos amanecer, despeinados y con ojeras, pero de felicidad.
Bebernos la puta ciudad, desayunar pizza. Emborracharnos en el bar de la esquina.
Despertar con "no puedo vivir sin ti" de fondo. Mirarnos, comernos, abrazarnos, y no saber salir de ese jodido bucle (ni querer hacerlo).
"No me hace falta Roma entero."