Esta es la historia de la primera y última vez que me enamoré. A veces pienso que todo lo que te quise de algo habrá valido. Y no me jode por los sueños, me jode por los inviernos que parecían primaveras. Ningún amor de verano podrá darte el calor que yo te daba en invierno. Y aunque te eche de menos a morir, hay amores eternos que duran lo que dura un invierno. Sigo hablando de sus ojos cuando me preguntan por mi color favorito. Desde el día que se fue la vida sigue como las cosas que no tienen mucho sentido.

domingo, 26 de mayo de 2013

A ver si va a ser verdad eso de que...



Como un domingo de resaca más, como cualquier otro domingo. De los de pensar, o más bien no. Recapitulando las secuencias que tus ojos capturaron el día anterior. Una a una, pero con desorden y faltas; eso si, sin olvidar lo importante.
No sabéis lo que se siente al verle, y espero que nunca lo lleguéis a saber. Es una sensación en el pecho más que en el estómago. Es un "ahí está haciéndole la competencia al cielo con sus ojos". Regalando sonrisas. 
Es un no poder dejar de ponerle los ojos encima. Podría escribir un poema contando lo grande que puede llegar a ser el verle beber y que te entren deseos de ser vaso. Y qué os voy a decir de su olor... la colonia de todos en él es diferente. Son deseos irrefrenables de querer tenerle cerca en todo momento. No sigáis leyendo, podríais enamoraros.
Se me cae la fuerza de voluntad a los pies si él está cerca, y en cierta medida, es bonito. Y él lo sabe, me tortura dejando su boca a dos centímetros de la mía. Tiene que entender que dejar a cero los centímetros es algo inevitable. Cuando muerde no sé, el dolor es dulce. Os aseguro que por muy perfecto que parezca existe.
Es indescriptible lo que pasa cuando le tengo a oscuras. Es algo fuera de lo normal, corre hasta peligro. Le rozo, me roza, y no sé si en sombra parecemos uno porque soy incapaz de dejar de observarle. Ver como sonríe, como disfruta, es algo que de verdad no se puede expresar mediante palabras; es para verlo. Más que decirme "te quiero" o regalarme los oídos es lo que me hace sentir.
Y a ver si va a ser verdad que en esta vida puedes enamorarte más de una vez...

sábado, 25 de mayo de 2013

¿Y los (b)ersos que nos debemos?

¿Dónde están? ¿Se los han quedao' las flores? ¿Los guarda en una cajita como el amigo Robe?. Yo no pienso llamarle a cualquier cosa poeta, no. Él no es un poeta pero cada frase suya puede resultar verso. O beso. Y yo... yo sólo soy un proyecto de ello. 
Cuando hablo de versos... hablo de esas frases que le dedico y (creo) que me dedica. Aunque ni me lea ni le lea.
Yo no sé dónde están los besos que le debo, él no sabe dónde están los besos que le debo; y así no. Él pierde el culo por cualquier culo, yo pierdo la cabeza por una mirada y una sonrisa. Muy romántico todo. A veces recuerda que me perdió y me echa de menos. Se extraña de que me lo tomara todo tan relativamente bien, en vez de "estrellarle una copa de celos" me eché a reír. Y luego dice que me bañe en sus ojos y que le den al mar. Me bañaría en su mar aunque sea verde, aunque sea un mar contaminado. También sé que anda bastante perdido y me compara con un vicio. Yo sólo me siento mejor si le tengo a oscuras y él busca una luna que ande sola; eso me da esperanzas de que todo ocurrirá una noche. Todo esto es cuando hablo de versos.
Porque
cuando hablo de besos
sobran las palabras.

(De)sonrisas.

Todos hablan de la importancia de ser feliz en la vida, en definitiva de sonreír. Cómo si fuera fácil ¿eh?. Sonreír aunque no seas feliz, aunque tú corazón llore; es de valientes. 
¿Y qué me decís del "sonríe" que nos ordenan cuando nos sacamos una foto?. Reaccionamos con una mueca, una especie de sonrisa fingida que mantenemos durante unos segundos. El otro día una compañera de clase me pidió una foto de la mía; "tienes una sonrisa preciosa, ¿puedo sacarle una foto? me dijo. Y yo sonreí, y no sé muy bien si porque me lo pidió o porque fue lo más bonito que me habían dicho en mucho tiempo.
Esto me hace recordar aquel novio que tuve. También me ordenaba sonreír, siempre me quería ver sonriendo. ¿Qué obsesión no?. Me decía que así estaba mucho más guapa. La verdad que aquellas sonrisas eran de las que no hacía falta fingir, de las que salen solas. Ya me entendéis. Y qué paradoja la de que ahora quiera quitarme la sonrisa por todos los medios, ¿intenta verme fea?. ¿Y lo raro que resulta seguir este consejo suyo  para conseguir otros labios? La vida...
Yo soy más de "desonrisas"; de no sonreír si no me sale. Que a mi me enseñaron a posar seria en el DNI. Yo era aquella a la que la profesora castigaba por sonreír y ahora me doy cuenta de que eso debería considerarse atentado. Luego a falta de ese alguien que proyecta sonrisas instantáneas al verle están los payasos. Tienen un trabajo genial, el de hacer reír, pero... ¿cómo quieren que sonría si les tengo fobia?

viernes, 3 de mayo de 2013

Diles que el pasado nunca se olvida.

Disfraza tu memoria valiente. Niega que me quisiste y todo lo que pasamos juntos. Recuerda y siente lo mucho que duele. Yo nunca te robé ningún beso que no se te cayera por la sonrisa.
Siempre dudaba si estarías en la estación esperándome cuando llegara mi tren; allí estabas. "Ya llevo aquí diez minutos, yo siempre voy a los sitios mucho antes de la hora" me decías. Y yo sonreía y luego pequeño besito. Caminábamos hasta el patio del instituto y no podías evitar abrazarme antes de llegar. Luego venían las cosquillas, los besos largos y acabábamos por los suelos. Te encantaba acabar por los suelos. Y los besos en el cuello que yo te daba para "desenfadarte".
También estaban nuestros famosos recreos, recuerda. Recuérdame. A veces era yo la que esperaba, a veces eras tú. Con disimulo íbamos a tu clase y todo eran besos. Me cogías en brazos y me hacías coronar el mundo. Nos asustábamos con solo oír un mínimo ruido, pero nunca nos pillaron. La sonrisa al hacerte cosquillas en el cuello, esas que sólo tenías cuando no te concentrabas en no tenerlas.
Las charlas en las que cruzábamos miradas. Mímica de palabras; guapa, te quiero. Siempre me quedaba mirándote; te mordías las uñas frenéticamente. Me acuerdo cuando me miraste a los ojos después de la frase "si quieres a alguien no le haces daño". Hoy esa frase me resulta hasta graciosa, al igual que otras muchas que algún día dijiste.
Hubo algún cine. Te encantaba que yo pasara miedo. Estúpido de ti, te hubiera abrazado aunque hubiéramos visto una comedia. Dibujábamos corazones en la pantalla de tu móvil y adorabas que me recogiera el pelo hacia mi derecha. Y todo era perfecto.
Y qué decir de las noches. Las noches locas que siempre acababan bien. Cuando en la discoteca éramos nosotros y no otros. No sé cómo lo hacías pero siempre te veía guapo. No te gustaban mucho mis tacones pero sé que te fascinaba cada vez que me veías bajo las luces. Aún lo sigo haciendo aunque te esfuerces en no mirar. Cuando salíamos ahí fuera el mundo temblaba. Parecía tenernos miedo, las estrellas nos miraban. No sé si alguna vez te darías cuenta pero yo siempre llevaba conmigo una sonrisa y no era casualidad. Por los suelos como a ti te gustaba, no había quien nos frenara. No queríamos frenar. Cuándo te cedí mi capa de heroína en la parte trasera del coche... Solo te necesitaba a ti para volar. Los besos bajo la nieve que nos quitaban el frío. En aquel coche nuestros nombres, junto a ellos un corazón. La nieve se derritió y no quedó ni rastro, debimos pensar en ello. Y ahora qué. Ahora nada. Esta fue nuestra historia, ¿bonita eh?

Me cuentan que el olvido no te sienta tan mal.

Hoy toca salir a comerme el mundo, puede que también hasta alguna boca. Ya sabes, hay noches en las que pierdo el equilibrio y me cojo a la mano de cualquiera. Eso pasa cuando tú no estás para sujetarme. Los besos que te debo no están en una cajita como el amigo Robe dice, más bien están en una copa de alcohol. Él no me traiciona. Porque es así, me sobran vasos y me faltan besos. A demasiada gente he hecho llorar desde que no te hago sonreír a ti... Demasiados intentando robarme una sonrisa mientras a ti te las regalaba sin ponerles precio.
No nos merecíamos este final y lo sabes. Lo sabíamos joder. Siempre supimos que acabaríamos mal pero ¿tan pronto?. En una semana todo se fue. Como si nunca nada.
Me has cambiado y no sé si para bien o para mal, me has cambiado. El primer amor es el que marca, el primero en todo lo posible. Pasé todas las experiencias pasables a su lado. Aprendí demasiadas cosas, no siempre es bueno aprender. Era la única persona a la que le daba abrazos por descontado. La única persona por la que hubiera sido capaz de cualquier cosa. Ahora solo queda comerse el mundo y no su boca.

Y cada vez más rotos, y cada vez mas nada...

Aún te recuerdo. Si, aún te recuerdo aunque tú no lo creas, a pesar de que parezca que nunca fuimos. Recuerdo nuestra última despedida, la tengo clavada en el corazón a modo espina. Duele. 
Éramos tú y yo. Ni siquiera querías oír razones, habías ido solo para irte, y para siempre. Qué metáfora. Tus ojos verdes a menos de un milímetro diciéndome "hasta nunca". "¿Me vas a dejar así?" fue lo único que supe articular. Tu posterior "ólvidame" junto con tu huida chapotearon en mi cubata y dejaron aquel callejón aún más oscuro si cabía.
Desde ese día he intentado olvidarte como me ordenaste. Lo he intentado por todos los medios posibles ¿sabes?. En cierta manera me he resignado, al fin y al cabo tú fecha de ida siempre ha sido abril. Maldito abril, por algo todos los poetas te cantan. No sé si me queda esperar a que vuelvas en algún octubre a curarme del frío o simplemente buscarme otro abrigo.
Sergio, ya no sé si ni siquiera eres. Cuando no estás conmigo no eres. No eres tú. Aunque todos los engaños resultan  puñetazos. Cambiarme por la primera que pasa un sábado cualquiera... ¿Qué harás ahora que ya no estás conmigo? Me han dicho que ahora sigues a una rubia, a esa rubia. Yo me planteo: ¿el amor era eso?¿el amor es algo que se esfuma con una simple cara bonita?.
Como siempre el olvido no te sienta tan mal, es más, te veo mejor sin mi. Yo no te voy a decir eso de que me alegro de que seas feliz, no. Y ya ni rotos, ya ni siquiera nada...