Esta es la historia de la primera y última vez que me enamoré. A veces pienso que todo lo que te quise de algo habrá valido. Y no me jode por los sueños, me jode por los inviernos que parecían primaveras. Ningún amor de verano podrá darte el calor que yo te daba en invierno. Y aunque te eche de menos a morir, hay amores eternos que duran lo que dura un invierno. Sigo hablando de sus ojos cuando me preguntan por mi color favorito. Desde el día que se fue la vida sigue como las cosas que no tienen mucho sentido.

viernes, 3 de mayo de 2013

Diles que el pasado nunca se olvida.

Disfraza tu memoria valiente. Niega que me quisiste y todo lo que pasamos juntos. Recuerda y siente lo mucho que duele. Yo nunca te robé ningún beso que no se te cayera por la sonrisa.
Siempre dudaba si estarías en la estación esperándome cuando llegara mi tren; allí estabas. "Ya llevo aquí diez minutos, yo siempre voy a los sitios mucho antes de la hora" me decías. Y yo sonreía y luego pequeño besito. Caminábamos hasta el patio del instituto y no podías evitar abrazarme antes de llegar. Luego venían las cosquillas, los besos largos y acabábamos por los suelos. Te encantaba acabar por los suelos. Y los besos en el cuello que yo te daba para "desenfadarte".
También estaban nuestros famosos recreos, recuerda. Recuérdame. A veces era yo la que esperaba, a veces eras tú. Con disimulo íbamos a tu clase y todo eran besos. Me cogías en brazos y me hacías coronar el mundo. Nos asustábamos con solo oír un mínimo ruido, pero nunca nos pillaron. La sonrisa al hacerte cosquillas en el cuello, esas que sólo tenías cuando no te concentrabas en no tenerlas.
Las charlas en las que cruzábamos miradas. Mímica de palabras; guapa, te quiero. Siempre me quedaba mirándote; te mordías las uñas frenéticamente. Me acuerdo cuando me miraste a los ojos después de la frase "si quieres a alguien no le haces daño". Hoy esa frase me resulta hasta graciosa, al igual que otras muchas que algún día dijiste.
Hubo algún cine. Te encantaba que yo pasara miedo. Estúpido de ti, te hubiera abrazado aunque hubiéramos visto una comedia. Dibujábamos corazones en la pantalla de tu móvil y adorabas que me recogiera el pelo hacia mi derecha. Y todo era perfecto.
Y qué decir de las noches. Las noches locas que siempre acababan bien. Cuando en la discoteca éramos nosotros y no otros. No sé cómo lo hacías pero siempre te veía guapo. No te gustaban mucho mis tacones pero sé que te fascinaba cada vez que me veías bajo las luces. Aún lo sigo haciendo aunque te esfuerces en no mirar. Cuando salíamos ahí fuera el mundo temblaba. Parecía tenernos miedo, las estrellas nos miraban. No sé si alguna vez te darías cuenta pero yo siempre llevaba conmigo una sonrisa y no era casualidad. Por los suelos como a ti te gustaba, no había quien nos frenara. No queríamos frenar. Cuándo te cedí mi capa de heroína en la parte trasera del coche... Solo te necesitaba a ti para volar. Los besos bajo la nieve que nos quitaban el frío. En aquel coche nuestros nombres, junto a ellos un corazón. La nieve se derritió y no quedó ni rastro, debimos pensar en ello. Y ahora qué. Ahora nada. Esta fue nuestra historia, ¿bonita eh?

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