Esta es la historia de la primera y última vez que me enamoré. A veces pienso que todo lo que te quise de algo habrá valido. Y no me jode por los sueños, me jode por los inviernos que parecían primaveras. Ningún amor de verano podrá darte el calor que yo te daba en invierno. Y aunque te eche de menos a morir, hay amores eternos que duran lo que dura un invierno. Sigo hablando de sus ojos cuando me preguntan por mi color favorito. Desde el día que se fue la vida sigue como las cosas que no tienen mucho sentido.

martes, 24 de julio de 2012

Amor verdadero.

A casi todo el mundo le llega. Tarde o temprano te enamoras y nada vuelve a ser igual. Cuando digo "te enamoras" hablo de enamorarse realmente. Puede que ese amor verdadero sea el primero, el segundo, o el tercero, pero llega. Llega sin que te des cuenta de que nunca volverás a sentir lo mismo. De la misma forma con la que entra en tu vida, puede que se vaya. Y después de un tiempo, vas asimilando que ningún otro te vale, que era él. Le recordarás siempre. Podrás volver a ser feliz con otra persona, incluso buscarás a alguien que se le parezca, pero nunca olvidarás aquel primer amor. 

Éramos felices, ¿recuerdas?

Tú y yo, él y ella. Cada oveja con su pareja, tal y como el destino quería. Las fiestas eran más fiestas con alcohol, sonrisas y besos. Sin líos ni mentiras, y menos nadie que se interpusiera entre nosotros. Éramos realmente felices, enamorados. Aún recuerdo a tus amigos mirándonos sonrientes mientras nos abrazábamos. Estábamos echos el uno para el otro. Desde que nos perdimos mis amigos no me han vuelto a mirar así, ni a verme así con nadie. En ocasiones me recuerdan de que eramos perfectos. No encuentran a otro, me siguen diciendo que eres tú. El problema llega cuando tú si has encontrado a otra y se os ve perfectos. Me doy cuenta de que sobro, que ya no soy nada. Me tienes en tu lista de conocidos, pero tu amor verdadero siempre será ella. Buscarás a alguna parecida, pero será ella. El mio serás tú, pero ya nada será igual. Pensarás en ella y yo no podré soportarlo. Tal vez, ni proponiéndonoslo conseguiríamos volver a ser lo que un día fuimos.


No consigo reconocerle.


Cada día me sorprendo más, me sorprende más. Pasa el tiempo y me doy cuenta de que estuve con un completo desconocido, o el conocido al que amé ha cambiado. No queda nada, ni un resto de la persona a la que quise. No sé si la vida le ha echo cambiar o simplemente en aquel tiempo llevó una máscara. Tal vez hizo el papel de su vida. Prepotente, creído. Un chico que no se merece ni tu palabra, en ocasiones te trata hasta despectivamente. Que irónico, aún recuerdo aquellos tiempos en los que me prometió nunca hacerme daño, en los que se le hacía imposible tratarme mal. Me hace gracia acordarme de cuando yo lo era todo para él. La mayoría de las veces creo que aquel chico ya no existe y sufro. Realmente le echo de menos, pero al verle actualmente solo me puedo alegrar de que me haya dejado.

miércoles, 18 de julio de 2012

Viejos conocidos.

Me has dicho que sigo igual que siempre, y a mi me suena tu cara, creo que te conozco. ¿Eras tú el de los mensajes no? Ya se quien eres. Me parece que fuiste el que compartió conmigo besos, carias y abrazos. También compartimos tres meses y medio, exactamente los mismos que han pasado desde que en abril me dejaste. Como ves no he cambiado mucho, sigo exactamente igual que cuando me dijiste "adiós" o tal vez tu me hayas obligado a hacerlo un poco. Juraría que eras tú al que volvía loco por las noches, el mismo que me hipnotizaba con sus ojos. No me hagas mucho caso, pero yo diría que eras tú.



Auto convencimiento.

Dicen que no hay poder más fuerte que el que la mente posee. Puedes dejar de sentir dolor, puedes auto engañarte, auto convencerte. Hacerte creer a ti misma de que todos aquellos recuerdos que guardas son fruto de tu imaginación. Y llega un punto en el que ya no sientes nada, como si no tuvieras pasado. Eliminas los momentos junto algunas personas, porque quieras o no, recordar duele. Te paras a mirar hacia atrás y ya dudas si algo de lo que  "sueñas" en realidad sucedió, pero no te detienes demasiado, tienes miedo de que te haga daño. Y la vida continúa.
Continúa hasta que el protagonista de esos recuerdos que te empeñaste olvidar regresa. No te importa como vuelva, solo eres feliz porque ha entrado en tu vida sonriendo. Y no entra, vuelve porque algún día ya estuvo ahí. Sigues con tu vida como si fuera alguien a quien acabas de conocer, pero llega el momento en el que recuerdas. Recuerdas que en las despedidas, al lado de "un beso" venía un "te quiero". Que no era un solo beso en la mejilla. Que ya te ha llamado muchas veces "enana". Que sabe tus apellidos y que realmente te conoce. Ese es el punto en el que te das cuenta de que tal vez aquello sucedió, tal vez fue real. Tal vez nos quisimos y tal vez le sigo queriendo. Tal vez...


Incertidumbre, preguntas.

Ya no respiro ni expiro, solo me inspiro y suspiro. Dudas, muchas dudas. Ninguna esperanza en pie, solo sueños y historias que se fabrican en mi cabeza. Ahora que somos solo amigos, ¿alguna vez volveremos a ser algo más?. Puede que lo nuestro se quede en eso, una simple amistad. Y juro que cuando me preguntan que a quien quiero me jode no poder gritar su nombre. Me siento incapaz de mirarle y no sentir nada. Y me da igual todo el daño echo, me da igual los labios que haya bordado lejos de mi. Me da igual que ahora nuestras palabras sean vacías y todo haya cambiado. Yo volvería a intentarlo.

lunes, 16 de julio de 2012

Adoraba cada detalle.

Adoraba como me hacía sentir.

Sus ojos verdes y su pelo castaño. Sus sudaderas y sus vans. Su forma de peinarse y colocarse la sudadera, sin saber que estaba guapo de todas formas. Su risa y su sonrisa. Cómo me hacía reír y sonreír. Las tonterías, los besos, los abrazos. Su voz llamándome y su boca diciéndome cosas bonitas al oído. Su manera de quitarme el frío en invierno. Las tardes juntos, las noches también. Los paseos de la mano, ir a buscarle a la estación. Las miradas de envidia por estar a su lado, cada una de sus paradas en los partidos. Acabar por los suelos. La forma como me miraba; desde la pared, o desde aquel puente mientras me alejaba. Su forma de ser, que nadie lo igualaba. Un chulito que me alejaba de los vicios y a la vez era el más sentimental. La forma que tenía de enfadarse. Las canciones que escuchaba. Su manera de beber cervezas. Su manera de quererme. 

Olvidar recordando.

No recuerdo el lugar, tampoco el día y menos la fecha exacta. Aunque nadie me crea, él es pasado. 
Es verano y el sol se cuela por mi ventana, justamente como lo hacia a través de su pelo castaño. Los pájaros vuelan libres. Un gato de ojos verdes me mira, casi como alguien lo hacía. Y sin darme cuenta, acabo hablando de él. Nada más difícil que olvidar recordando.

Fuimos, eso es lo importante.

Éramos polos opuestos y no teníamos nada en común, pero estábamos locos el uno por el otro.
Yo adoraba dormirme tarde recordando su risa, él soñar temprano con mi sonrisa.

lunes, 9 de julio de 2012

Es tiempo de empezar a vivir la vida, mi vida.

Tiempo de cambios y de cambiarme. Tiempo de dejar todo eso que me duele a un lado y empezar a vivir. Momento de avanzar y dejar de esperar(le). La verdad es que mi vida nunca se ha detenido es más, por momentos ha cogido demasiada velocidad y yo he cerrado los ojos. Pero siempre, en cada paso que he dado le he tenido presente, siempre he dado mis pasos girándome para ver lo que dejaba atrás, para ver su reacción. Es tiempo de acabar con todo eso, de comenzar a andar a paso ligero, sin pararse y sin correr pero nunca girándose a mirar.

No se puede vivir de una ilusión.

No puedes confiar en alguien que ya te ha fallado más de una vez, alguien que juró y no cumplió ni una sola palabra, alguien que dijo estar siempre y ya no está. No puedes pretender que no vuelva a fallarte, no puedes creer que eres especial para él. Hazlo y estarás perdida, como yo. Maldigo que mi vida siga rotando a su alrededor, como si fuera el puto centro. Y llega la gran ostia de nuevo, por pensar que aún quedaba algo de aquello que "tuvimos". Y digo "tuvimos" porque es como si nunca hubiera pasado, no queda ni rastro y parece que no conozco al protagonista. Te pasas el día esperando esos 20 minutos en los que él te hablará pero cuando llegan sigues esperando. Esperando te quedas, ya que no te hablará porque está hablando con esta, con esa y con la otra. 

lunes, 2 de julio de 2012

No puedo sobrevivir a la locura.

Han sido demasiadas las locuras y pasan factura. Necesito cambiar, es tiempo de cambio. Necesito replantearme mi vida, marcarme objetivos. Mi amor por él era mi meta, reconquistarlo. Pero ahora lo he visto todo desde otra perspectiva. Ni él ni yo somos lo que éramos. Él es mucho más idiota, yo peor persona. Tenemos a nuevas personas en nuestras vidas y nuevas experiencias en el cuerpo. Me siento perdida. Cuando cometes un error no hay forma de arreglarlo. Ya no le gusto a su familia, ya no hay vuelta atrás. Debería realmente plantearme mirar hacia otro lado y olvidar.