Esta es la historia de la primera y última vez que me enamoré. A veces pienso que todo lo que te quise de algo habrá valido. Y no me jode por los sueños, me jode por los inviernos que parecían primaveras. Ningún amor de verano podrá darte el calor que yo te daba en invierno. Y aunque te eche de menos a morir, hay amores eternos que duran lo que dura un invierno. Sigo hablando de sus ojos cuando me preguntan por mi color favorito. Desde el día que se fue la vida sigue como las cosas que no tienen mucho sentido.

lunes, 16 de julio de 2012

Adoraba cada detalle.

Adoraba como me hacía sentir.

Sus ojos verdes y su pelo castaño. Sus sudaderas y sus vans. Su forma de peinarse y colocarse la sudadera, sin saber que estaba guapo de todas formas. Su risa y su sonrisa. Cómo me hacía reír y sonreír. Las tonterías, los besos, los abrazos. Su voz llamándome y su boca diciéndome cosas bonitas al oído. Su manera de quitarme el frío en invierno. Las tardes juntos, las noches también. Los paseos de la mano, ir a buscarle a la estación. Las miradas de envidia por estar a su lado, cada una de sus paradas en los partidos. Acabar por los suelos. La forma como me miraba; desde la pared, o desde aquel puente mientras me alejaba. Su forma de ser, que nadie lo igualaba. Un chulito que me alejaba de los vicios y a la vez era el más sentimental. La forma que tenía de enfadarse. Las canciones que escuchaba. Su manera de beber cervezas. Su manera de quererme. 

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