Esta es la historia de la primera y última vez que me enamoré. A veces pienso que todo lo que te quise de algo habrá valido. Y no me jode por los sueños, me jode por los inviernos que parecían primaveras. Ningún amor de verano podrá darte el calor que yo te daba en invierno. Y aunque te eche de menos a morir, hay amores eternos que duran lo que dura un invierno. Sigo hablando de sus ojos cuando me preguntan por mi color favorito. Desde el día que se fue la vida sigue como las cosas que no tienen mucho sentido.

viernes, 29 de junio de 2012

Por unas horas, volví a sonreír.

Aunque llevaras su nombre y su color de ojos. Aunque me abrazaras como él, conseguía olvidarle durante un rato. Me dabas la mano y los pies me temblaban a tu lado. Te ofrecías a dejarme tu jersey para que no pasara frío y al día siguiente íbamos al desayuno con ojeras de felicidad por no dormir. Te preguntabas porque tú y no otro, la verdad que yo también me lo preguntaba. Decías que era la mejor, la más buena, estabas equivocado. Fueron siete noches puedo decirte que las mejores. Entre risas y alcohol hasta me dijiste te quiero. Puedo decirte que eres mi primer amor de verano. Me juraste que yo no echaría de menos todo aquello, y ahora mismo estoy llorando. Han pasado los días y cada vez me pierdo más. En la muñeca tengo tu esclava pero yo no soy lo que era, no soy una chica de la que te puedas enamorar. Me enseñaron a ser demasiado hija de puta como para merecer estar contigo. Nunca olvides lo que significas para mi, nos vemos en septiembre.


Siempre lo recordaré.

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