Esta es la historia de la primera y última vez que me enamoré. A veces pienso que todo lo que te quise de algo habrá valido. Y no me jode por los sueños, me jode por los inviernos que parecían primaveras. Ningún amor de verano podrá darte el calor que yo te daba en invierno. Y aunque te eche de menos a morir, hay amores eternos que duran lo que dura un invierno. Sigo hablando de sus ojos cuando me preguntan por mi color favorito. Desde el día que se fue la vida sigue como las cosas que no tienen mucho sentido.

lunes, 14 de octubre de 2013

Cuentan.

Sobrado de besos, pasado de besos.
Así andas tú.
Tu sonrisa
me ha contado
que desde que no sale para verme
sale solo al beberle.
Y hablo del alcohol.
Las malas lenguas cuentan
que la tuya se junta
con algunas aún peores.
Y más de una por noche.
Y solo me cabe recordar que
antes
con la mía te era suficiente.
Pero qué tonta
de pensar que
no me olvidas;
siempre fuiste un inconformista,
incluso cuando me tenías.
Algunos todavía creen
que yo fui la primera en olvidar...
También cuentan que
ahora fumas,
incluso demasiado.
Que te has puesto un piercing,
y que te has rapado el pelo.
Y no te queda tan mal.
Ojalá tu piel me recuerde
y algún día darte
las caricias
que no te supe dar.
Y yo aquí utilizando verbos
en segunda persona
como si me fueras a leer,
cuando lo único que pretendo
es bersarte.
Pero tal vez solo sean leyendas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario