Me levanto, apuro una sonrisa. Salto a la calle sin corazón de repuesto una vez más. Recorro cada acera, aquellas que un día guardaron nuestras huellas. Y allí estáis, pero cómo reconocer que solo te veo a ti entre el mar de gente.
Luego pasan las horas, y yo soñando que despierto a tú vera. El viento sopla recordándome que ya no me protegen tus brazos. Recordándome que en ese mismo lugar, un día sopló y ni siquiera me inmuté. Recordándome que el invierno llegará y tú no vas a estar ahí conmigo.
Las horas corren, todos nos vamos. Suelo volver a verte. Suelo mirarte mientras caminas y pienso. Na, no pienso, simplemente te quiero. Lo siento, es algo que no puedo evitar. Y tú sigues tu camino, y yo presa en la irrealidad te sigo...
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