Esta es la historia de la primera y última vez que me enamoré. A veces pienso que todo lo que te quise de algo habrá valido. Y no me jode por los sueños, me jode por los inviernos que parecían primaveras. Ningún amor de verano podrá darte el calor que yo te daba en invierno. Y aunque te eche de menos a morir, hay amores eternos que duran lo que dura un invierno. Sigo hablando de sus ojos cuando me preguntan por mi color favorito. Desde el día que se fue la vida sigue como las cosas que no tienen mucho sentido.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Maldita rutina.

Pasan los días, como una sucesión de recuerdos. Uno tras otro sin detenerse.
Me levanto, apuro una sonrisa. Salto a la calle sin corazón de repuesto una vez más. Recorro cada acera, aquellas que un día guardaron nuestras huellas. Y allí estáis, pero cómo reconocer que solo te veo a ti entre el mar de gente. 
Luego pasan las horas, y yo soñando que despierto a tú vera. El viento sopla recordándome que ya no me protegen tus brazos. Recordándome que en ese mismo lugar, un día sopló y ni siquiera me inmuté. Recordándome que el invierno llegará y tú no vas a estar ahí conmigo. 
Las horas corren, todos nos vamos. Suelo volver a verte. Suelo mirarte mientras caminas y pienso. Na, no pienso, simplemente te quiero. Lo siento, es algo que no puedo evitar. Y tú sigues tu camino, y yo presa en la irrealidad te sigo...

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