Esta es la historia de la primera y última vez que me enamoré. A veces pienso que todo lo que te quise de algo habrá valido. Y no me jode por los sueños, me jode por los inviernos que parecían primaveras. Ningún amor de verano podrá darte el calor que yo te daba en invierno. Y aunque te eche de menos a morir, hay amores eternos que duran lo que dura un invierno. Sigo hablando de sus ojos cuando me preguntan por mi color favorito. Desde el día que se fue la vida sigue como las cosas que no tienen mucho sentido.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Le deseo.

Nada bueno lejos de mi lado. Que mire los privados que nos mandábamos, añorando no tenerme. Que se arrepienta una y otra vez de alejarse de mi lado. Que me recuerde todos los días, que sienta ganas de besarme. Que se duerma llorando cada día y que, al dormirse sueñe conmigo. Que no tenga ojos para ninguna otra, que sonría al escuchar mi nombre. Que se pase el día conectado con la esperanza de que yo le hable. Que su corazón pueda a su orgullo y termine hablándome él. Que lea todo lo que escribo con la esperanza de que algo se refiera a él. Que escriba mil indirectas para que yo la lea. Que mire los mismos programas que yo, solo para sentirse más cerca de mi. Que le acabe gustando esa canción que yo le dediqué y que mi grupo favorito al que él odiaba sea su favorito. Que rece, rece hasta desesperar. Que nunca se le termine la esperanza de que yo pueda volver a su lado. Yo no le deseo ningún mal, solo le deseo que pase por absolutamente lo mismo que por lo que yo estoy pasando.

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