Esta es la historia de la primera y última vez que me enamoré. A veces pienso que todo lo que te quise de algo habrá valido. Y no me jode por los sueños, me jode por los inviernos que parecían primaveras. Ningún amor de verano podrá darte el calor que yo te daba en invierno. Y aunque te eche de menos a morir, hay amores eternos que duran lo que dura un invierno. Sigo hablando de sus ojos cuando me preguntan por mi color favorito. Desde el día que se fue la vida sigue como las cosas que no tienen mucho sentido.

jueves, 12 de septiembre de 2013

No hay nada como las noches de verano.

'Y no hay nada como las noche sde verano, no hay nada como las ganas que te tengo.'
El alcohol mezclado con el amor. Unas sábanas por el suelo y nuestros cuerpos rozándose. Y así, después de todas sus palabras bonitas, me hizo el amor. Y me dormi en sus brazos y por primera vez me sentí segura, que aquello era de verdad. La protección de 'te tapo por si te resfrías'. Las caricias constantes y los besos por la espalda. Dormir en su pecho y al abrir los ojos ver su sonrisa. Y pasarnos el día sin salir de esas cuatro paredes, porque no nos hacía falta mucho más.
Las noches en las que nos comiamos y nos follábamos como animales.
En la oscuridad de la noche, con Fito de fondo y las estrellas de espectadoras. No hay nada más orgásmico. Tu voz susurrándome al oído groserías para después acabar las frases con un ''te quiero''.
Somos el claro ejemplo de que follar puede acabar siendo hacer el amor. Es lo mismo, pero más bonito. Pasar del puro placer y atracción a los sentimientos. De ser solo un cuerpo a alguien importante.

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