Esta es la historia de la primera y última vez que me enamoré. A veces pienso que todo lo que te quise de algo habrá valido. Y no me jode por los sueños, me jode por los inviernos que parecían primaveras. Ningún amor de verano podrá darte el calor que yo te daba en invierno. Y aunque te eche de menos a morir, hay amores eternos que duran lo que dura un invierno. Sigo hablando de sus ojos cuando me preguntan por mi color favorito. Desde el día que se fue la vida sigue como las cosas que no tienen mucho sentido.

jueves, 15 de marzo de 2012

Días como hoy, días para observar.

La gente viene y va y no se detiene. Pasan niños, adultos y mi vecino del segundo. Ese anciano al que hasta no hace más de cinco años tenía miedo. Ese que nos regañaba. Yo siento que es especial, en sus ojos azules se refleja que tiene un gran corazón. Y ahora pasea melancólico, ha perdido a su esposa. Me hace reflexionar sobre muchas cosas, sobre Sergio. La mayor suerte que se puede tener es que la persona más importante para ti te quiera; y yo la tengo. Y he llegado a la conclusión de que no es uno más, que tal vez me he enamorado de verdad. Sé que pensaréis: Tienes 15 años, es un capricho. Y yo digo: ¿Y si no lo es? ¿Y si es él?. 
Me pasaría el resto de mis días junto a él. Pero la suerte al igual que la vida, se acaba y lo nuestro acabará. El tiempo, la distancia o otra. Yo lo que quiero es consumir mi vida junto a él, con infinito tiempo, 0 distancia y nadie más. Y algún día pasear sola, al igual que mi vecino; recordándolo en silencio después de una vida entera a su lado.

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