La gente viene y va y no se detiene. Pasan niños, adultos y mi vecino del segundo. Ese anciano al que hasta no hace más de cinco años tenía miedo. Ese que nos regañaba. Yo siento que es especial, en sus ojos azules se refleja que tiene un gran corazón. Y ahora pasea melancólico, ha perdido a su esposa. Me hace reflexionar sobre muchas cosas, sobre Sergio. La mayor suerte que se puede tener es que la persona más importante para ti te quiera; y yo la tengo. Y he llegado a la conclusión de que no es uno más, que tal vez me he enamorado de verdad. Sé que pensaréis: Tienes 15 años, es un capricho. Y yo digo: ¿Y si no lo es? ¿Y si es él?.
Me pasaría el resto de mis días junto a él. Pero la suerte al igual que la vida, se acaba y lo nuestro acabará. El tiempo, la distancia o otra. Yo lo que quiero es consumir mi vida junto a él, con infinito tiempo, 0 distancia y nadie más. Y algún día pasear sola, al igual que mi vecino; recordándolo en silencio después de una vida entera a su lado.
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