Esta es la historia de la primera y última vez que me enamoré. A veces pienso que todo lo que te quise de algo habrá valido. Y no me jode por los sueños, me jode por los inviernos que parecían primaveras. Ningún amor de verano podrá darte el calor que yo te daba en invierno. Y aunque te eche de menos a morir, hay amores eternos que duran lo que dura un invierno. Sigo hablando de sus ojos cuando me preguntan por mi color favorito. Desde el día que se fue la vida sigue como las cosas que no tienen mucho sentido.

sábado, 17 de marzo de 2012

Y la locura siguió.

Se posaron por puertas diferentes, cruzaron calles distintas, pero allí estaba, en ese bar. Se acercó a ella mientras bailaba y se empezaron a besar. Todo era perfecto, pero creas o no, las cosas se tuercen. Cambio de bar, cambio de gente. Todo el mundo, todo el mundo no, faltaba él. Todos sus amigos y ninguno sabía de su paradero. Y ahí estaba ella, fumando una cachimba intentando colocarse y olvidar, olvidarle pero sin éxito. Hundida en las miserias sin su presencia. Solo podía temblar, le costaba hasta respirar. Y él regresó, pero no para quedarse. Cuatro excusas, un beso y "hasta luego". 





Se le caía el alma a los pies de pensar en él.

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