Se posaron por puertas diferentes, cruzaron calles distintas, pero allí estaba, en ese bar. Se acercó a ella mientras bailaba y se empezaron a besar. Todo era perfecto, pero creas o no, las cosas se tuercen. Cambio de bar, cambio de gente. Todo el mundo, todo el mundo no, faltaba él. Todos sus amigos y ninguno sabía de su paradero. Y ahí estaba ella, fumando una cachimba intentando colocarse y olvidar, olvidarle pero sin éxito. Hundida en las miserias sin su presencia. Solo podía temblar, le costaba hasta respirar. Y él regresó, pero no para quedarse. Cuatro excusas, un beso y "hasta luego".
Se le caía el alma a los pies de pensar en él.
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