Tenías todo lo que buscaba, todo lo que soñaba. El chico que siempre quise cuando era pequeña. Ese príncipe azul de ojos verdes y pelo castaño. Sensible, lleno de palabras bonitas y la causa de todas mis sonrisas. Loco, su dulce locura llegaría a volverme loca a mi también. Y nos casaríamos y no viviríamos en un castillo, pero si con dos gatos de color negro desafiando a la suerte. Sería médico y nuestros hijos tendrían el color de sus ojos.
El príncipe llego a mi vida y fue azul, pero un día se volvió gris. Siguió con sus ojos verdes y su pelo, pero nunca volvió a ser el mismo. Las palabras bonitas se quedaron en palabras que ni siquiera fueron sinceras. Pagué cada una de aquellas sonrisas con mil lágrimas. Su locura, su locura siguió enamorando a muchas otras. De casarnos de hablar, y todos aquellos planes a la basura. Tal vez desafié demasiado a la suerte enamorándome.
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