Esta es la historia de la primera y última vez que me enamoré. A veces pienso que todo lo que te quise de algo habrá valido. Y no me jode por los sueños, me jode por los inviernos que parecían primaveras. Ningún amor de verano podrá darte el calor que yo te daba en invierno. Y aunque te eche de menos a morir, hay amores eternos que duran lo que dura un invierno. Sigo hablando de sus ojos cuando me preguntan por mi color favorito. Desde el día que se fue la vida sigue como las cosas que no tienen mucho sentido.

lunes, 30 de abril de 2012

Se cansó de ser feliz.

Rompió con la monotonía y conmigo. Le gusta más vivir a lo loco, sin pensar las consecuencias. A mi me queda aprender a vivir así, y no porque yo quiera. Solo espero que recuerde todo lo bueno y algún día me eche de menos. Fui yo la que le creí cuando nadie lo hacía, era yo la que le llenaba el corazón de palabras bonitas. La que confió y apostó por él haciendo oídos sordos a todos. Yo iba a verle sin importar el día ni la hora, daba la puta vida por él. Lo quería. Cada vez que salía de fiesta me acordaba de él, sola y exclusivamente; nunca le faltaba uno de mis mensajes en su móvil. Fui yo la que le comí la boca a besos en el cine, fui yo la que algún día lo enamoró. Hablábamos durante horas. Nos mirábamos a los ojos, volvíamos de la mano, contábamos estrellas. Los días de invierno en sus brazos. Los churros, la lluvia mojando nuestros besos.  La forma de robarme chicles, la forma de robarle el corazón. Cuando acabábamos en el suelo abrazados entre risas, cuando íbamos al gimnasio paseando. Paseos para recordar. Cuando éramos felices juntos sin importarte nada más. Cuando envidiaban nuestro amor, cuando nos envidiaban. Cuando te mordía los labios y te hacía cosquillas. Me llevabas en cuello y yo era tu pequeñaja. Pero eso solo es pasado, te cansaste de ser feliz (a mi lado).

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